viernes, 18 de mayo de 2012

Arando.



-Hola Miguelito, ven y siéntate en mi regazo de anciana que te quiero contar una historia. 

- Vale abuelita, pero date prisa que tengo que ayudar a padre a arar

- Claro nietecito, tú siempre tan responsable y trabajador. No sé a quién habrás salido.
- Bueno abuelita, ¿Cuál es esa historia que le gustaría contarme? 
- Tenemos que remontarnos al año 2008, hace ya más de 40 años.  Ya soy una pobre vieja, como bien sabes, pero  guardo mucha sabiduría en mi interior. 
- Lo sé abuela, madre siempre dice, cuando tú no estás, que eres una vieja hija de puta. 
- Jajaja! ay! tu madre, menuda zorra está hecha, cuanto la quiero. Pero bueno, nietecito mío, vamos al grano. 

"Corría el año 2008, España estaba en su mejor momento económico y social, todos parecíamos felices, ganamos la Eurocopa y dejaron casarse a los maricones, por aquel entonces podían hasta besarse en la boca por la calle…" 

 - ¿BESARSE? ¡No puedo creerlo! ¡Qué horribles cosas me relata abuela!

- Bueno niño, cállate un rato y déjame seguir. 

"El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero entraba en su segunda legislatura, la primera la había ganado por un atentado de no sé qué cojones en Atocha, que por aquel entonces era la estación de trenes más importante de Madrid y ahora es donde se han instalado las oficinas para administrar las cartillas de racionamiento. Pero eso es otro tema." 

"Todos parecíamos felices, como completos imbéciles,  ignorábamos el tormentoso futuro que nos acechaba. Lo que en un principio se denominó "pequeña desaceleración económica" nos pisaba los talones y pronto los sueños de todos los españoles se iban a desmoronar como un castillo de naipes" 

- ¿Eso es lo que nos llevó a la segunda guerra civil española? 

- Sin  duda fue el desencadenante, pero lo que aún no sabíamos es que las cosas cada vez se iban a poner peor. 

"Después de que el gobierno de Zapatero se viniese abajo  se adelantaron las elecciones y en noviembre del 2011 el partido popular entró en el poder encabezado por Mariano Rajoy, muchos eran los que afirmaban que tenía una discapacidad mental y tendencias homosexuales, aunque eso ya da igual porque  está muerto, y ya sabes nietecito que hablar mal de los muertos es un pecado mortal. Dejémoslo en que no tenía ni puta idea de lo que hacía”


- ¿Cómo murió? 
- Nunca se supo, algunos dicen que echó a andar  hacía el mar un verano del 2016 y nadie volvió a verlo nunca más. 


“Tras seis meses de gobierno del PP, un soleado día de mayo del 2012 la prima de riesgo, que era una puta, se situó en 500 puntos y a partir de ese momento España fue cuesta abajo y sin frenos. En el año 2013 la cifra de parados ya rondaba los 10 millones y se podía ver a gente pidiendo en la calle, incluso ,algunos, llegaron a  amputarse las extremidades para dar más pena, un movimiento que fue denominado como   "la revolución de los tullidos del metro";  otros, los más cobardes, se las metían dentro del abrigo, personas bebiendo agua de los charcos, que más que agua eran orines porque España también sufrió una gran sequía, e incluso gente viviendo dentro de los contenedores de basura. Se cerraron miles de colegios y hospitales que no podían mantenerse a causa de los recortes y el país se paró en seco. Los españoles cada vez se mostraban más hostiles y desconfiados, aumentó la violencia y los robos a mano armada y las personas adineradas fueron abandonando el país de manera sucesiva, excepto la Duquesa de Alba que decía que ella nació en España y moriría en España."

- ¿La Duquesa abuelita, pero si aún sigue viva no?
- Sí, de hecho fue ella quién enterró a su marido Alfonso Diez. ¡La de chistes que habremos hecho a costa de la idea de que muriese! y ahí sigue al pié del cañón con sus 300 años tan bien llevados. Pero no me distraigas niño, que eres un pelín plasta, aparte de feo. 

"En el verano del año 2015 el gobierno de Mariano Rajoy estaba totalmente destruido, se disolvieron las cortes y se creó un gobierno provisional encabezado por María Teresa Campos, una periodista española muy amiga de muchos folclóricos que resultó ser un monstruo con mechas. La corrupción de este partido fue exagerada beneficiando a cantantes borrachas, viejas mariconas y ex concursantes de operación triunfo. Un desastre total que hizo que los perroflautas del 15 M, un movimiento de protesta que surgió en el 2011, lideraran una de las mayores movilizaciones  de la historia de España. Manifestaciones, gritos de guerra, quema de iglesias, piojos, guitarras y manifiestos del chumbayá. El twitter hizo que las noticias corriesen como la pólvora."

-¿Abuela qué es el Twitter?
- ¡Ay hijo! Pues por aquel entonces teníamos WIFI. 

- ¿Y qué es Wifis? ¿Un tipo de animalito? 
- No hijo, que teníamos conexión a internet inalámbrica. ¿Ves el teléfono de rueda que tenemos en casa? Pues todo lo contrario. 

- ¿Y el Twitter abuelita? 
- Era una red social en la que nos pasábamos las horas, aunque gracias a ella la natalidad descendió de manera considerable. Escribíamos nuestras tonterías,  "¿me sigues te sigo?", "unfollow", "block". ¡Ay qué tiempos y que buena estaba yo! 
- ¿Entonces por ahí te enterabas de todo? 
- Más o menos, era un arma de doble filo para que muchos gilipollas se enterasen de las cosas. Pero sí, básicamente muchos movimientos que surgieron por esa época triunfaron gracias a esta red social. Pero prosigo y no me interrumpas más. 

“Los del 15M se instalaron en la plaza de sol  y algunos aún siguen ahí, bebiendo agua de lluvia y comiendo ratones mientras hablan solos acerca de una España sin valores. Cabe señalar que este movimiento surgió efecto los primeros tres meses, pero al ver que las cosas no cambiaban, los españoles, que por aquel entonces esperaban que se formase gobierno, empezaron a cansarse de todo lo que estaba pasando y decidieron tomarse la justicia por su mano. 

Aquí es cuando aparece en escena un político español, concretamente andaluz, que inició su carrera en UCD y  fue presidente del PP en Andalucía, ese político se llamaba Javier Arenas. Este caso es un buen ejemplo de que el rencor y la venganza son malos aliados. Arenas, en el 2012 sufrió su tercera derrota electoral como candidato a Presidente de la Junta de Andalucía, ya que a pesar de que obtuviese más votos que el PSOE no pudo gobernar y eso es algo que jamás superó. En diciembre de 2017, Arenas dio un golpe de estado que sumió a España en el abismo. 

Estalló una guerra civil en la que prácticamente no existían bandos. Los españoles luchaban movidos por el odio y se llegó a dar un total de 2.000.000 de bajas. Los Arenistas, que así se hacían llamar, contra los "perroflautistas" lucharon hasta que estos últimos, sin ningún tipo de sostenibilidad económica, que les permitiese continuar luchando, se rindieron.  El 4 de julio de 2018 se entregó a Javier Arenas las llaves del país y hasta ahora"

- ¿Entonces qué paso abuelita? 

- Pues nada se reformó la constitución, se anuló el derecho a voto,  se quitó la libertad de prensa, la libertad de expresión, el matrimonio homosexual y un largo etcétera.  En resumen, todos los derechos políticos y sociales desaparecieron

- ¿Por eso estamos así abuela? 
- Claro, pero vete ya a arar. Padre te espera.

- Una  cosa más abuela ¿sabes que no existo y que soy un producto de tu imaginación verdad? En realidad, estás hablando sola. 
- Lo sé, Miguelito. Lo sé. 

viernes, 23 de marzo de 2012

Polipiel

Andando hacía mi trabajo me suelo meter por una callecita que huele a orín de indigente y a porros. Vamos, a centro de Madrid. El olor a porros suele venir de un grupo de parados de larga duración que fuman sentados en un portal, pero eso es lo de menos. 
Hoy iba caminando, por esa calle,  pensando en cosas importantes : como en la teoría de cuerdas, en que mi vestido rojo a la luz me parecía muy rojo y en procurar no caerme, cuando de repente he visto algo que me ha dejado perpleja, anonadada, ojiplática. Un travesti, de por lo menos dos metros, con unas piernas como columnas dóricas, jónicas y corintias, llamando a un portal. Hasta ahí todo normal. Pero mi asombro se ha desatado cuando, por la puerta, aparece un señor de unos treinta años de edad, bastante guapo y echando una peste a maricón que tiraba para atrás. Bien, pues al salir le ha pegado un morreo al bigardo con carmín que los de los porros se han levantado y se han ido a buscar trabajo. 
Y yo me pregunto ¿qué tipo de relación puede tener un maricón y un travesti? No sé, imagino que parecida a la que puede tener un perro y un delfín. Ninguna. 
Pero así es amigos, todo es posible. Está pasando. El amor no entiende de botas blancas de polipiel que cubren unos pelos de las piernas como el bigote de María del Monte. El amor no tiene fronteras y sino que se lo pregunten al marica de pelo perfecto y cuerpo escultural. Y no es por nada pero su beso a la del pelucón parecía bastante sincero. Parecía decir: ¡Te quiero coño!
Vale que un travesti es un hombre y que a los maricas les gustan los hombres. Pero salir con alguien que se disfraza de mujer y se pone unas tetas más falsas que la nariz de "Poyella" no me parece muy común. Pero quizá es eso. Quizá nos pasamos la vida obsesionados por el puto qué dirán. Quizá hemos llegado a un punto en el que malgastamos nuestro tiempo pensando y haciéndonos preguntas que no vamos a saber contestarnos jamás. Quizá hablamos más que vivimos.
Desconozco lo que pensaréis vosotros. Pero a mí estas dos personas me han dado una extraordinaria e inusitada lección. Porque cuando les vi alejarse cogidos de la mano, cuando vi que ni siquiera se fijaban en que todo el mundo les miraba, cuando vi que para ellos dos solo existían ellos dos, me sentí muy bien. 
Lo que más me sorprende es que, con solo un gesto, han echado por tierra todos los absurdos principios con los que llevaba comulgando durante toda mi vida. Así que, después de todo, a lo mejor ha llegado el momento de arriesgar un poco. O tal vez no. No lo sé. Mañana me lo pienso. 

lunes, 12 de marzo de 2012

Verde que te quiero verde

Imagino que  sabréis que ahora todas las tiendas Inditex tienen bazar on-line. Para los que aún no estéis familiarizados con comprar ropa por internet quiere decir que tienes a tu disposición todas las prendas de la marca para adquirirlas tan rápido como tecleas tu número de tarjeta de crédito. La diferencia reside en que, en vez de verlas en percha las ves encima de una modelo ojerosa y con cara de tener un hambre que te cagas. 
Pues bien, el otro día, curioseando por la página de “Pull and Bear”, vi un vestido que me pareció  maravilloso. Verde, ajustado, con el toque exacto de putilla pero sin llegar a ser de mujer de moral distraída. Pues bien, yo, tonta de mí, al verlo en el cuerpo de ese maniquí escuálido y carente de cualquier tipo de indicativo de curva o rotonda fui a por él y me hice con  la que suele ser mi talla, la S, comprándolo sin más contemplaciones. 
A los dos días ya tenía el paquete, que contenía el vestido, en mi poder. Lo abrí como una niña mongólica  abre un regalo en navidad y cual fue mi sorpresa cuando de ese sobre saco un trapo verde diminuto, ridículo, ínfimo y casi imperceptible. Vamos, que si hubiese existido la Barbie prostituta ese sería el vestido que  le habrían puesto y cuando digo ese quiero decir  ése. 
No daba crédito a lo que veía. Aún así, sabiendo que yo no entraría dentro de ese vestido ni aunque tuviese el poder de hacerme invisible, me lo probé. Y ahí fue cuando toqué fondo. Lo intenté por arriba, por abajo, de lado, juntando las piernas, metiendo tripa, era imposible. Tras lo que me parecieron nueve horas de sufrimiento, nueve horas  de lo que yo denominaría ejercicio físico extremo, nueve horas de hacer todas las posturas del kamasutra yo sola,  entré en el vestido. Me miré al espejo y, a pesar de mi cara color púrpura por el corte de respiración, mis dos costillas rotas y que se me marcaba hasta el páncreas, no estaba tan mal. Intenté andar pero me resultaba imposible mover las dos piernas. Entonces ahí asumí que si quería salir de casa con ese vestido tenía que aprender a levitar. Sentí pena de mi misma y me inundaron unas ganas de llorar tremendas, pero me contuve e intenté ver el lado positivo de la situación, ya que la pinta que tenía, en ese momento, sudando, con la cara morada y andando como una muñeca de famosa, no valía el dinero del vestido. De hecho, barato me parecía con el espectáculo que me estaba brindando gratuita e indirectamente  el señor Amancio Ortega. 
Muy a mi pesar la cosa no acabó ahí ,tenía que quitármelo. Si ponérmelo fue una tarea ardua y complicada, quitármelo fue más difícil que la reconquista. Se me pasó toda mi vida por delante. Incluso, llegué a asumir que moriría con él puesto, lo adoptaría como mi segunda piel y tendría que aprender a vivir con ello. 
Pero bueno amigos y amigas, al final, gracias a dios, pude desprenderme de esa arma de destrucción masiva y respirar. Por otro lado,  mis entradas siempre tienen una moraleja, a una que le gusta  ponerle  a sus textos un toque cutre de fábula del siglo XVIII, y os diré lo que pensé cuando conseguí deshacerme del vestido, debo puntualizar que tardé 3 días enteros, pensé que, en ocasiones, vivimos forzándonos a ser personas que no somos. Nos convertimos en auténticos especialistas en fingir, maestros en la dramatización de nuestras vidas y sobre todo,  nos obligamos  a salir con gente que, reconozcámoslo, somos conscientes de que no nos llevará a ninguna parte excepto a perder el estupendo tiempo del que disponemos. 
Así que, disfrutemos del maravilloso regalo que es  el ser únicos. Conozcámonos. Aceptémonos. Seamos felices. Al fin y al cabo yo no soy una modelo y el verde no me queda tan bien. 


miércoles, 7 de marzo de 2012

FRESAS SIN PROZAAC

Estaba el otro día en mi casa aburrida y cuando te aburres hay tres cosas que puedes hacer: Twittear, jugar a la XBOX o comer. Pero no me apetecía abrir el twitter y ver a todos los gilipollas a los que sigo. Pensé en jugar a la XBOX pero me pareció una tarea demasiado complicada ya que ni siquiera tengo. Así que abrí la nevera y las vi. FRESAS. Un bol lleno de esas preciosas frutitas rojas. Cada una con su correspondiente ramillete verde a modo de sombrero. Tan bellas y perfectas como la madre tierra y la investigación transgénica pueden hacerlas. 
Me cogí unas cuantas y cuando me estaba comiendo la tercera fresa me puse a llorar. Y no fue un llanto cualquiera no, fue un llanto de bebé esquizofrénico. Un llanto de ama de casa alcohólica. Deposité la fresa mordida en el bol, soy así de impúdica, y traté de investigar el motivo de mis lamentos. Me miré las tetas y seguían estando en  el mismo sitio. Eché una ojeada a mi yo del espejo y todo estaba normal. Hasta llegué a pensar que había sufrido un aborto espontáneo. Pero sin estar embarazada que te pase eso es bastante extraño. No entendía nada. Pero de repente me di cuenta de algo,  las fresas son una fruta afrodisíaca y eso está relacionado con el amor y el amor es algo inexistente en mi vida. Luego no sé por qué me vino a la cabeza la película de nueve semanas y media, pero eso es otra historia. 
Llega la primavera y con ella llegan las fresas, las cerezas y las florecillas. Aunque también llegan las alergias y la gente con mocos. Pero a parte de eso con la estación magenta llega ese sentimiento que nos inunda el alma y nos hace desear estar muertos de manera prematura. Por lo menos a mí. 
¿Y si tampoco me importaba por qué cojones lloraba? Empecé a pensar. Venga Postu piensa. PIENSA. PIENSA. Y fue en ese momento cuando me di cuenta de que yo en realidad me estaba engañando. Estaba intentado evitar lo que sentía. Estaba apartando de mi vida aquellas personas que querían quererme. Sería miedo, desconfianza, llámalo X. Pero era totalmente consciente de que llevaba varios meses evitando todo lo que pudiese afectarme directamente. Evitando la vida. 
Volví a la cocina, abrí la nevera y cogí otro puñado de fresas. Total, hoy ya no podía hacer nada. Seguramente mañana tampoco. Algún día. Supongo. 

jueves, 1 de marzo de 2012

Calderas y rumanos locos

Hace mucho que no actualizo. Supongo que no tenía nada interesante que decir o  que soy demasiado vaga o las dos cosas. Pero,curiosamente, ninguno de estos motivos son ciertos. La única verdad que existe es la que paso a  relataros a continuación: 
Hace un par de meses me disponía a salir de mi casa. Y mientras me estaba arreglando o haciendo lo que podía me llegó una llamada de un número desconocido a mi Black Berry , que aunque es blanca tiene tanta inmundicia que es ahora cuando hace honor a lo de Black. Cogí el teléfono y dije: ¿Sí? Y me contestó una voz al otro lado del teléfono de marcado acento mexicano que me intentaba vender una tarifa plana. Pero ahí no acabó todo, cuando salí de mi casa me secuestró una banda de rumanos circenses, uno de ellos era enano y me resultó bastante gracioso imaginármelo manteniendo relaciones sexuales con una mujer altísima. Me metieron en el maletero de una furgoneta y entre melocotones y melones, los míos no,  me  dijeron que moriría si volvía a hacer una entrada en este blog. Luego me llevaron a un Pans and Company, me compraron un bocadillo y me dejaron en el metro de Legazpi. 
Y ese es el motivo por el que no he escrito en dos meses. Entendedlo estaba aterrorizada. Pero ya no lo estoy. Y  desde esta historia os voy a contar una muchísimo peor:
Últimamente cada vez que me voy a duchar, hago lo que todas las personas, bueno casi, porque yo me ducho con gafas de bucear. En cualquier caso, me desvisto, me pongo mis gafas de buceo y me meto en la ducha. Y no falla. NO FALLA. Cuando me estoy lavando el pelo empieza a salir el agua helada, gélida, en su punto álgido, FRÍA DE COJONES. Al principio no lo quieres asumir y piensas: “venga ahora mismo vuelve el agua calentita”. MENTIRA. No vuelve, nunca vuelve. Así que sales de la ducha llena de jabón y te arrastras hasta la cocina, mi caldera está en la cocina, mientras vas mojando el suelo, también de agua, y pegándote contra todas las esquinas. Llegas a tu destino, te plantas delante de la caldera y empiezas a cagarte en su puta madre. HIJA DE LA GRANDÍSIMA PUTA LA CALDERA. 
Y es en ese momento, justo en ese instante, cuando sabes que tu día será una puta mierda como todos los demás. Así que abres tu cajita de inhibidores de serotonina y te la tomas entera mientras la riegas con un buen chorro de Coca-Cola Light. Luego falleces y todo el mundo dice que lo siente muchísimo y que siempre se van los mejores. 
Pero es mi caldera y, a pesar de que me putea día sí y día también, la quiero mucho y nos tocamos a veces. 
Feliz jueves.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Bla, bla, bla, bla...

Siempre he tenido una extraña fascinación por las personas calladas, gente que sus secretos solo los comparten con ellos mismos. Personas que nunca se pasan por hablar de más y  que no se sienten incómodas con los silencios, personas que simplemente no se esfuerzan por mantener una conversación o que  no sudan la camiseta por intentar hacer pasar un buen rato a los demás. 
Jamás he sido así. Siempre he pecado de hablar de más y nunca me ha gustado, pero llegado el momento soy incapaz de callarme, siempre digo irremediablemente lo que pienso. Es como sino pudiese sujetar las palabras en mi boca y se abriesen a patadas para salir una tras otra. ¿Es un defecto ser tan sumamente transparente? Yo creo que sí, soy carne de cañón. 
Me cuesta mucho enfrentarme al puto silencio. Cuando estoy acompañada  veo imprescindible llenar esos espacios de tiempo con millones de palabras, a pesar de que muchas veces estén totalmente vacías de contenido. Si estando con alguien hay más de un  silencio de treinta segundos, me empiezo a poner nerviosa y a sacar temas de mi chistera de emergencia. Es algo casi compulsivo pero es totalmente real. 
Nos pasamos la vida hablando, hablando y hablando. Hablamos de cosas que haremos, las cuales casi nunca se realizan, de lo que queremos, que casi nunca conseguimos o  hablamos de las cosas  que sentimos, y normalmente nos dejamos en el tintero las importantes. ¡Cuantos viajes habré hecho en cenas con amigas!
Cómo está el tiempo de loco parecía que iba a llover pero al final va a escampar. ¿Cómo llevas los exámenes? Yo creo que me quedan todas. Menudo pedo ayer, tengo un resacón. Me gusta fulanito. He dejado a menganito. Cafés que se alargan y cigarros que no se acaban. 
La cruda realidad, a pesar de que a los bocazas como yo nos pueda doler, es que  los mejores momentos de la vida son en los que no hace falta hablar.