miércoles, 7 de marzo de 2012

FRESAS SIN PROZAAC

Estaba el otro día en mi casa aburrida y cuando te aburres hay tres cosas que puedes hacer: Twittear, jugar a la XBOX o comer. Pero no me apetecía abrir el twitter y ver a todos los gilipollas a los que sigo. Pensé en jugar a la XBOX pero me pareció una tarea demasiado complicada ya que ni siquiera tengo. Así que abrí la nevera y las vi. FRESAS. Un bol lleno de esas preciosas frutitas rojas. Cada una con su correspondiente ramillete verde a modo de sombrero. Tan bellas y perfectas como la madre tierra y la investigación transgénica pueden hacerlas. 
Me cogí unas cuantas y cuando me estaba comiendo la tercera fresa me puse a llorar. Y no fue un llanto cualquiera no, fue un llanto de bebé esquizofrénico. Un llanto de ama de casa alcohólica. Deposité la fresa mordida en el bol, soy así de impúdica, y traté de investigar el motivo de mis lamentos. Me miré las tetas y seguían estando en  el mismo sitio. Eché una ojeada a mi yo del espejo y todo estaba normal. Hasta llegué a pensar que había sufrido un aborto espontáneo. Pero sin estar embarazada que te pase eso es bastante extraño. No entendía nada. Pero de repente me di cuenta de algo,  las fresas son una fruta afrodisíaca y eso está relacionado con el amor y el amor es algo inexistente en mi vida. Luego no sé por qué me vino a la cabeza la película de nueve semanas y media, pero eso es otra historia. 
Llega la primavera y con ella llegan las fresas, las cerezas y las florecillas. Aunque también llegan las alergias y la gente con mocos. Pero a parte de eso con la estación magenta llega ese sentimiento que nos inunda el alma y nos hace desear estar muertos de manera prematura. Por lo menos a mí. 
¿Y si tampoco me importaba por qué cojones lloraba? Empecé a pensar. Venga Postu piensa. PIENSA. PIENSA. Y fue en ese momento cuando me di cuenta de que yo en realidad me estaba engañando. Estaba intentado evitar lo que sentía. Estaba apartando de mi vida aquellas personas que querían quererme. Sería miedo, desconfianza, llámalo X. Pero era totalmente consciente de que llevaba varios meses evitando todo lo que pudiese afectarme directamente. Evitando la vida. 
Volví a la cocina, abrí la nevera y cogí otro puñado de fresas. Total, hoy ya no podía hacer nada. Seguramente mañana tampoco. Algún día. Supongo. 

1 comentario:

  1. +He llegado aquí por una recomendación y... joder, me ha gustado mucho esta entrada. Es una pena que ya me haya salido del mundo de los blogs, porque éste merece muchos más seguidores y comentarios. Me encanta la gente que se expresa así+

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