Hoy me he impresionado al leer un artículo publicado por Carlos Hernández, periodista que cubrió la guerra del Golfo y que estuvo presente en el Hotel Palestina. No sé si me ha impactado más la rabia que desprendía cada palabra del escrito, o lo que se contaba en el, en Iraq aún continúan las muertes y es la violencia la que pone las reglas en un lugar ya olvidado.
Cada día son malas noticias, y es un hecho que la suerte está mal repartida, la esperanza de vida de los iraquíes es cada vez más baja, puesto que,salir a la calle supone jugarse la vida. Vivir o morir , no hay más. La cruda realidad se nos presenta de esta manera. Mientras, en el mundo occidental, hacemos la vista gorda ante una situación que se desborda, dando prioridad a lo que menos importa y dejando a los políticos, enfundados en trajes de hipocresía, decidir por nosotros.